Como si no existiera el mundo

El mundo no existe, dios tampoco, por eso no hay que escribirlo con mayúscula.
Sólo existe el tedio, la abulia, la soledad y la pesadumbre

miércoles, 4 de abril de 2012

Ayer me acordé de ti

Ayer era tu cumpleaños.

A punto estuve de mandarte una felicitación por el imail o por el feisbuk, pero decidí no hacerlo, porque te hubiera hecho ilusión. 

Sí, sigo siendo el cabrón despreciable que te mandó a la mierda cuando te enamoraste, pero al menos sigo siendo coherente.

Te lo dije cuando nos liamos, "Esto es sólo sexo, esto es sólo vicio, si te enamoras te dejo".

Durante un tiempo me hciste creer que estábamos en lo mismo, quedábamos, follábamos, nos íbamos y hasta la siguiente, que a veces pasaba un mes y a veces pasaba más.

Una vez te llevé a un sitio de esos, de pasar la noche las parejas ilegales en una suite con piscina. Era tu regalo de otro cumpleañoa. Nos encerramos allí desde las 7 de la tarde hasta las 9 de la mañana del día siguiente.



Nos dejaban la cena en un armario y tocaban un timbre. Lo mismo con el desayuno, sin ver a nadie.

Follamos varias veces, una en la piscina, en el agua. Nos comimos todo del otro. Recuerdo una gota de semen resbalando por tu labio....

Me acuerdo de esa y otras mamadas, eres muy buena en eso y se me pone dura sólo de acordarme. Te recuerdo de rodillas, mirando al espejo del cuarto de baño de los apartamentos de alquiler por horas, con mi polla en tu boca y esa cara de puta que ponías, parecías disfrutar. Me encantaba lavarte el coño en en bidé y hacerte una paja en ese clítoris prodigioso, parecías disfrutar.

Nos íbamos a la cama y te comía otra vez y me comías y luego te follaba y gritabas de gusto. Mi ego de feo y pequeño estaba por las nubes. Tu ego de gorda olvidada estaba por las nubes. Parecíamos disfrutar.

Durante dos horas cada mes, a veces cada más, el mundo no existía, sólo el sexo; el vicio en un escondite de nadie más, pero tuviste que meter el amor por medio para joderlo todo. Tuviste que complicarlo, así que me inventé una historia para que me odiaras. Dos años después quisiste volver  y a punto estuve de caer, porque se me pone dura sólo de acordarme, pero en seguida volviste a meter por medio el amor, como si tuviera que ver algo con el vicio.

Es extraño.. al fin y al cabo tú estás casada, aunque tu tronco no te de gusto hace años. Yo sigo siendo un feo y pequeño solitario, aunque nadie te coma el coño nunca como yo.

Sin embargo quieres complicarte y yo nunca lo permitiré.

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